Por José Alberto Selmo Jiménez
Psicólogo clínico
¡Hola a todos! Como psicólogo clínico y orgulloso dominicano, he notado que hay una conversación pendiente en nuestra sociedad, una que se esconde detrás de nuestra famosa resiliencia y ese espíritu de «estar joseando» que tanto nos caracteriza. Me refiero al burnout criollo, esa sensación de agotamiento extremo que nos consume cuando la búsqueda incansable de progreso nos pasa factura.
«Josear» es una palabra que todos entendemos aquí. Significa luchar, trabajar duro, buscar la forma de salir adelante, de echar pa’ lante, de conseguir el sustento para nuestra familia, de cumplir nuestros sueños. Es parte de nuestro ADN. Pero, ¿qué pasa cuando ese joseo constante se convierte en una llama que, en lugar de iluminar, nos consume por dentro?
La delgada línea entre la lucha y el colapso
El burnout, o síndrome de desgaste profesional, es un concepto bien estudiado en psicología. Se caracteriza por un agotamiento físico y emocional profundo, una sensación de despersonalización (como si ya no te importaran las cosas o las personas que antes sí) y una disminución de la realización personal. En nuestro contexto, esto se traduce en:
- Cansancio que no se quita ni durmiendo: Por más que descanses, la fatiga sigue ahí, como una sombra pegada a ti.
- Irritabilidad y cambios de humor: Te sientes más impaciente, cualquier cosa te molesta y puedes explotar por situaciones insignificantes.
- Pérdida de interés y motivación: Aquello que antes te apasionaba, ahora te parece una carga. El trabajo, los pasatiempos, incluso compartir con tus seres queridos, todo se vuelve cuesta arriba.
- Problemas de concentración y memoria: Sientes que tu mente está nublada, te cuesta enfocarte y olvidas cosas importantes.
- Síntomas físicos: Dolores de cabeza, problemas digestivos, tensión muscular… tu cuerpo empieza a gritar lo que tu mente no puede expresar.
- Sensación de ineficacia: Sientes que, por mucho que te esfuerces, no avanzas, y que tu trabajo no vale la pena.
¿Les suena familiar? Es muy probable que sí. Muchos de nosotros hemos sentido, o conocemos a alguien que ha sentido, estas sensaciones. El problema es que, por nuestra cultura de «echar pa’ lante como sea», a veces minimizamos estas señales, las vemos como debilidad o como parte normal del camino.
¿Por qué nos quema el joseo?
Aquí en la República Dominicana, «estar joseando» a menudo implica jornadas laborales extensas, tener varios trabajos a la vez, lidiar con la incertidumbre económica, la presión de mantener a la familia y, a veces, la falta de oportunidades que nos obliga a esforzarnos el doble. Sumado a esto, nuestra cultura valora la fortaleza y la capacidad de soportar, lo que puede llevarnos a ignorar las señales de alerta y a pensar que «no es para tanto».
El burnout criollo no solo afecta a los profesionales con horarios de oficina. Afecta al emprendedor que no descansa, a la madre que trabaja dentro y fuera de casa, al estudiante que se mata para conseguir una beca, al taxista que hace horas extras para cuadrar el día, al joven que «inventa» para salir adelante. Nos afecta a todos, sin importar nuestra ocupación.
Es hora de prender la alarma y cuidarnos
Reconocer que estás sufriendo de burnout no es una señal de debilidad, ¡sino de fortaleza y autoconciencia! Es un llamado de atención de tu cuerpo y tu mente para que bajes la velocidad y te cuides. Aquí te dejo algunas ideas para empezar a apagar el fuego:
- Escucha a tu cuerpo: Presta atención a las señales. Si estás agotado, si te duele la cabeza constantemente, si no puedes dormir, detente y evalúa.
- Establece límites: Aprende a decir «no». No tienes que asumir todas las responsabilidades o compromisos. Es importante establecer un horario para trabajar y otro para descansar.
- Prioriza el autocuidado: No es un lujo, es una necesidad. Busca tiempo para hacer actividades que disfrutes, que te relajen y te recarguen: pasar tiempo con tu familia, hacer ejercicio, leer un libro, escuchar música, meditar.
- Desconéctate: En esta era digital, estamos conectados 24/7. Tómate un tiempo para desconectarte del teléfono, las redes sociales y el trabajo.
- Busca apoyo: Habla con alguien de confianza: un amigo, un familiar. Compartir lo que sientes puede aliviar la carga.
- Considera buscar ayuda profesional: Si sientes que el agotamiento es incontrolable y está afectando seriamente tu vida, no dudes en buscar la ayuda de un psicólogo. Podemos ofrecerte herramientas y estrategias para manejar el estrés y recuperar tu bienestar.
El joseo es parte de nuestra identidad, es el motor que nos impulsa. Pero debemos recordar que un motor necesita mantenimiento y combustible para seguir funcionando. No podemos permitir que la ambición y la necesidad nos quemen por completo. Cuidemos nuestra salud mental con la misma dedicación con la que joseamos. Al final, solo teniendo una mente y un cuerpo sanos podremos seguir «echando pa’lante» de verdad.
¿Te has sentido identificado con el «burnout criollo»? ¿Qué estrategias utilizas para manejar el estrés y evitar que el joseo te queme? Me encantaría leer tus comentarios.