Zohran Mamdani: cuando la ciudad se volvió asequible otra vez

Zohran Mamdani: cuando la ciudad se volvió asequible otra vez

Por Leonardo Gil
Consultor comunicación política y de Gobierno

Ganarle a las estructuras tradicionales del poder en una ciudad como Nueva York no es cosa fácil. Sin embargo, Zohran Mamdani, economista, activista y migrante, lo hizo con una fórmula que parecía imposible en los tiempos del marketing político frío: combinar esperanza con números, comunidad con estrategia, y autenticidad con datos. Su victoria no fue solo electoral; fue cultural.

La campaña de Mamdani no giró en torno a un enemigo, sino a un propósito: “Hacer de Nueva York una ciudad que puedas permitirte”. En una urbe donde el costo de la vida se volvió un lenguaje de exclusión, con una renta media de 3000 dólares, su mensaje conectó con quienes se sentían expulsados de la promesa urbana. No hablaba desde el poder, sino desde el metro, desde la bodega, desde el apartamento con renta congelada. Era un candidato que hablaba como la gente que lo escuchaba.

Su eje fue claro: la asequibilidad como narrativa política. Congelar rentas, ofrecer transporte gratuito y rápido, crear cuidado infantil universal desde 6 semanas hasta los 5 años, gravar a los grandes millonarios. Lo que para algunos sonaba utópico, para él era simple lógica social: una ciudad que solo sirve a los ricos deja de ser una ciudad. Su equipo entendió que la lucha por vivir dignamente es el nuevo lenguaje de la empatía política. Y lo tradujo en frases cortas, poderosas y casi poéticas: “Freeze the rent”, “Buses fast + free”, “The future is in our hands”.

Pero más allá de los programas, Mamdani ganó porque redefinió la forma de hablar de la política. No con discursos grandilocuentes, sino con humor, creatividad y cultura popular. Parodió programas de televisión, usó referencias de Bollywood, habló con los códigos de una generación que no confía en las instituciones pero sí en las historias sinceras. La política, entendió, no necesita gritar para hacerse escuchar: necesita emocionar para ser recordada.

Hoy su triunfo se estudia como un fenómeno, pero también como una advertencia: la política tradicional se está quedando sin lenguaje. Las campañas que no conecten con la vida cotidiana —con el precio del alquiler, del pasaje, del pan— seguirán hablando solas en un idioma que la gente ya no reconoce.

Zohran Mamdani ganó la alcaldía de Nueva York porque volvió a hacer de la política una conversación sobre el presente y el futuro, no sobre el poder. En tiempos donde la desconfianza domina y el ruido es constante, su ejemplo nos recuerda que todavía hay espacio para una narrativa que inspire sin manipular, que proponga sin dividir y que, sobre todo, invite a creer otra vez.

¿Serán nuestras ciudades capaces de aprender esa lección?

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